Introducción a la Virgen Aparecida de La Arenita

Soledad Yriza

Cuando yo tenía 7 años de edad, mi Abuelo José del Carmen Moreno (Negro Moreno) y mi Abuela Isabel Reyes de Moreno, quien eran muy católicos y creyentes, me hablaron de la Virgen Aparecida de un hueso que se encontraba en el Caserío La Arenita, Parroquia Cumbo, cerca de San José de Barlovento, en el Estado Miranda.

Mis abuelos contaban que, cuando eran pequeños, un niño de su edad, llamado Crucito Bustamante, al estar su Mamá limpiando el patio, y hacer un corte con el machete en la tierra, un hueso saltó al cual el niño tomó inmediatamente, porque decía que era su muñeco, pero su Mamá se lo botó y él nuevamente lo fue a buscar y seguía diciendo: “uñeco”, “uñeco”; y ante tal insistencia, ella le permitió que lo guardara consigo.  A medida que pasó el tiempo, se fue formando en el hueso una imagen, como una mujer con un manto.

Cuando yo tenía 15 años, fui a conocer la aparición de esta Virgen con mi Padre, Víctor Julio Iriza, quien es oriundo del Caserío de La Arenita, y había visto el proceso de transformación del hueso en la imagen de la Virgen.  Cuando la vi, era muy pequeña, de apenas 10 centímetros de alto, y estaba envuelta en un algodón, en casa de la señora Mercedes Caballero.  Diez años más tarde, cuando yo tenía 25 años de edad, fui nuevamente a visitarla y ya estaba en una capilla que los pobladores del Caserío le habían construido en el año 1978.

Esta es una manifestación hermosa que tiene un traje blanco, con un manto azul, con los rasgos muy delicados en su rostro, con su corona dorada y un rosario anudado en su cintura. Yo empecé a pedirle favores y me ha hecho muchos milagros y cumplido muchos pedidos. Como retribución a todos estos milagros concedidos, he decidido difundir su aparición, para que la gente se beneficie de sus bendiciones, renueve su fe y esperanza, para una vida mejor, con más amor, comprensión, tolerancia, salud y bienestar general, como estoy segura que ella quiere para todos nosotros.

Por este motivo, me fui con mi padre, Victor Julio Iriza, mi esposo José Kutos, mi hija Omnaín, con el apoyo de mi hijo Juan Esteban, a entrevistar a los familiares y pobladores de La Arenita, con el propósito de recabar más información y antecedentes que me permitieran darle mayor reconocimiento a la Virgen.  Allí conocimos al nieto de Crucito Bustamante, llamado Néstor Reyes, y al nieto de Mercedes Guanire, llamado Rómulo Alcides Iriza, quienes nos contaron los hechos del hallazgo tal como sus abuelos se los habían trasmitido, así como el proceso de transformación de la Virgen, el cual tardó como 20 años en completar su forma, si bien actualmente ya se han cumplido casi 100 años desde que el niño la encontró. También fui a visitar y tomé el testimonio de la señora Beatriz Castro de González, actual custodia de la Virgen, quien durante mucho tiempo la ha estado cuidando y venerando, y se ocupa del arreglo de la Virgen cuando se ofician las Misas, especialmente, su Misa Aniversario, la cual se lleva a cabo el último Domingo del mes de Mayo de cada año en el propio Caserío de La Arenita, en el Estado Miranda.

Con esto quiero dar a conocer la Virgen y sus manifestaciones, milagros y favores concedidos, con el apoyo de estas personas y de la comunidad que vive actualmente en el Caserío La Arenita. Actualmente la Capilla está muy deteriorada, luego de la inundación causada por el deslave del año 1999, que si bien comenzó en el Estado Vargas, tuvo un efecto devastador en el Estado Miranda, aun cuando el agua nunca llegó a tocar a la Virgen ubicada en la Capilla, alcanzando solamente el nivel donde estaba la base en que ella fue guardada por los vecinos.

Por ello es que tenemos la firme intención de dar a conocer a nivel local, nacional y mundial, esta manifestación divina de la Virgen Aparecida de La Arenita, así como colaborar con la recuperación y ampliación de la Capilla, con el fin de darle a los pobladores de La Arenita y a los visitantes de toda Venezuela y del mundo, un lugar de oración, alabanza, recogimiento y fe.